La noche flaca
suele pasar
mil veces
rasante.
Guadaña filosa
no deja
azar alguno
encorvado
sigiloso afán.
Cortado
en minutos
dejo mi sangre
colgando
por el mango.
La tierra
herrumbre
y miseria
se parece
a ella y lloro.
Por la sangre
que dejé
ser río
en su boca
por la tropa
de idiotas.
Mis manos
nuevas y sencillas
los recuerdan
ajadas de pobreza
tierra dura
de pan seco.
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