Amanece y el sol golpea
la ventana del mimo
él le pide silencio
por favor, aún no despierta
su querida flor.
Antes de regar, cuenta
sus siete pétalos y
doce pistilos de mañana.
Va silente a la llave
abre con gracia y lentitud
por nada quiere
que despierte de malas.
Mira a la gota colgando
del pico de la llave y
hace un gesto de "Shhh"
ella cuál elástica petición
se estira hasta llegar
sigilosamente al balde.
Una a una hasta el borde
iban de camino
para conocer a la flor
dormida y silenciosa.
Conocedoras de la restricción
se unieron a la tierra
dejándose caer
clavadistas profesionales
un silencio inundó
el esponjoso camino
hasta las raíces.
El mimo espera a la flor
estirándose lozana
ambos se miran, se miman
sin palabras y todo el color
llenando de aroma y amor
el silencio que los une.
Marcel Marceau
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