Nos trajo la mirada
que no sabía
nada
más que amor
con un beso de
silencio.
Una promesa de vientos
duro lo que una cosecha
fue el tiempo
nuestro dios
nada nos culpó
más.
No fui el vino de tu boca
la carne embriagada
mi mano colgaba
así como las
uvas.
Teníamos las copas
comprometidas, la ceremonia
el tiempo, no
cosechaba
esperas de poda.
Embebida con Dios
mi mano se desposo
no fueron tus
manos
las del amor.
Cerré la puerta a los 22
mis ojos otrora tuyos
te vieron marchar
aún comparto el
dolor.
Las uvas maduras
recuerdan el verdor
henchidas de sol
tierra de
hermosura.
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